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Cuando llegué a Bomassa, alejado de toda civilización, lo hice destrozado por el viaje, las lluvias, el sol inclemente, los reventones, las horas de avance por el barro…y tu propia mente que debes controlar y comprender…pues eres consciente de que estás completamente solo.

Bon Coin, Bomassa

Bon Coin, Bomassa

Pero a la vez me sentía agradecido a la vida por haberlo hecho. Fue un logro personal. Un tú a tú con la naturaleza…Pues cuando pedaleaba, no en pocas ocasiones pensé que me había equivocado, que eso no era para mí. Que no debería haber ido en bici por esos solitarios caminos de barro… A merced de las bestias y de los elementos.
Me decía que mi edad no me acompañaba como antes…que a mis 39 años, mi físico se resentía demasiado. Lo sentía viejo…  chirriaba… y me pedía pausa, fatigado por el titánico esfuerzo de llevar mi bici y mi equipaje por senderos impracticables.

LA VOZ DE UNA SELVA ATEMPORAL

Pero entonces miraba el paisaje… Y reaccionaba. Me daba cuenta de dónde estaba. Oía el ruido…y me desplazaba en el tiempo y en el espacio. Volaba al pasado…y al futuro. Me sentía atemporal, como la selva misma. Y formaba parte de una tierra eterna. Verde. Prístina. Salvaje… AISLADA.
Poco había cambiado en millones de años. Y Cada mañana al abrir los ojos, me maravillaba por ella. Con ella.  Y daba las gracias, por tener el privilegio de vivirla sin artificios. En solitario.
Reconozco sin vergüenza que me sentía egoísta. Pues ahí, en esos momentos estábamos solos los dos. Mi preciada Selva era sólo mía…
Al pedalear por ella, reaccionaba… me susurraba al oído. Y regalaba a mis retinas sus infinitos matices de verde que la impregnan…me tomaban, me poseían…mientras el sonido de la selva, siempre presente, me rodeaba como un todo.
La sentía viva. Presente. Ruda y hermosa a la vez…y en su dureza, me animaba. Sus manos eran sus árboles…que con sus hojas, suavemente me acariciaban al paso. Sus ojos eran sus aves, con los que observaba cada metro que avanzaba. Pero las mariposas eran directamente Ella transformada en vida. Sentía con ellas la dulce locura del abandono… la demencia del estar solo…o simplemente la naturaleza y la esperanza, que como el verde de la selva, me abrazaban.
En estos viajes te ves a ti sin tapujos. Sin mentiras. Y a la Madre Tierra. Sin barreras…sin corteza. Y te sientes como el único habitante del mundo.
En esta selva antigua, lejana de todo, te sientes muchas veces nada… pero también que formas parte de algo mayor que tú. Y rodeado por un sinfín de árboles centenarios entiendes que en este inmenso espacio natural,  el todo y la nada se funden contigo…El hoy el ayer  y el mañana se entremezclan…en una extraña línea que divide un espacio atemporal…

Gaby y el Guarda

Gaby (enmedio) y el Guarda(izquierda)

 

Bomassa Y EL WCS

Había vivido la selva. La había sudado…la había sufrido y la había sentido… cercana. Como parte de mí… Pero también había puesto mi cuerpo y mi mente al límite. Al borde de lo soportable. Un viaje como éstos no es un viaje cualquiera. Así que cuando llegué a Bomassa sentí el alivio.
Había gente.
Me dirigí a continuación a la base de WCS (Wildlife Conservation Society). Una ONG centenaria de preservación de la flora y la fauna encargada de velar por esta perla verde y sus habitantes. Así como de promover el Turismo Responsable, necesario para proveer los medios de que este lugar siga existiendo sin cambios, sin impactar el medio.
Este turismo, que evita el impacto en la naturaleza, debe aportar parte del capital necesario para defender los gorilas que la habitan, ya que su población, a pesar de ser aquí todavía muchos, se ha visto severamente reducida.
O para la defensa de los elefantes, víctima predilecta de los furtivos.
Cómo ha evolucionado esta organización…que en sus inicios, a finales del siglo XIX en NY, consistía en un único Zoo, que dio paso a una estructura mucho más grande y compleja que abarca hoy en día todo el mundo.
En  Bomassa,  están en la fase inicial en turismo, que no está desarrollado todavía… Y en el fondo sabía que mi reflexión era egoísta, pero sentía que esta selva seguía siendo mía.

MARFIL

Los elefantes corren peor suerte que los gorilas. Una simple cuestión económica, de la que son víctimas, cambia su img_0493-fileminimizervida.  El consumo de marfil proveniente de Asia sigue creciendo, lo que lo hace un bien preciado para los furtivos. Que los matan para quitarles sus colmillos.
Su población ha sido gravemente diezmada. Y ellos mismos se han vuelto recelosos del hombre. Resentidos…Peligrosos.
El elefante no es un animal especialmente agresivo…pero sabe protegerse. Y un elefante enrabiado se torna una máquina difícil de detener. ¡Y tiene motivos! Se dice que no olvida. Y en sus recuerdos, se mezclan seguro imágenes de familiares asesinados por un rifle. Por un furtivo. Para dejar sus mutilados restos en el suelo. Inertes. Sin vida.
Imagino la tristeza en sus grandes ojos derrotados. El aturdimiento… La incomprensión. Que irremediablemente dan paso al enfado. A la rabia… Y al odio. Con el que cargan su peso contra el visitante que se acerca demasiado. En su hogar, no somos bienvenidos.
Pero un día nos encontramos…

CARA A CARA

Pedaleando alrededor de Bomassa lo vi. Dicen que del gorila no debes huir. No debes mostrarle la espalda. Pues le dirás que eres presa… Pero no es así con el elefante! Si los ves aquí, mejor evitar problemas.
Pero la realidad a veces te sorprende.
En las últimas horas del día, rodeaba un charco cuando unas ramas crujieron bajo la presión de algo pesado. Me detuve. Observé. Caía el sol, la hora cuando se acercan a zonas humanas.
Entonces unas hojas se desplazaron. Y bajo las cálidas notas del atardecer nos vimos. Nos encontramos frente a frente los dos. Y permanecimos inmóviles. Hubo un breve destello de duda en sus ojos… Y probablemente en los míos.

Bon coin, Bomassa

Bon coin, Bomassa

Pero enseguida pareció comprender. No había peligro en mí. Y siguió su rutina. Alimentar su enorme cuerpo con las hojas y frutos del camino.
Me quedé observándole. Absorto. Inconsciente del tiempo ni del peligro. No era la primera vez que veía uno… pero siempre con algún tipo de civilización de por medio. Sea un vehículo de protección o una cadena para los menos afortunados.
Este encuentro era único. Era un tú a tú con la fauna salvaje. Y como el anterior con el gorila, quedó grabado en mi retina.

LA LUCHA CONTRA EL FURTIVO

Al volver al campamento hablé con Erik, el director de WCS. Me contó su realidad. Se ha vuelto una lucha difícil. El furtivo tiene mil caminos posibles. Y el más fácil, el soborno a los guardias.
Tal y como yo había estudiado al realizar un “Plan de Negocio” parecido en Bolivia y Brasil, WCS pretende dar trabajo a la población local para cuidar y preservar el medio que les rodea. En vez de dejarlos como única opción la caza furtiva.
Es una apuesta justa…y además, inteligente. Si se consigue implicar a la población, harán lo que sea para mantener su sustento: La Selva.
Por suerte, a pesar de obtener mayor beneficio con las compañías madereras, el Gobierno parece favorable a estas iniciativas y forma parte de una organización mixta con WCS.
Pero Erik me comenta que deben tener ingresos en relativamente poco tiempo para ocupar a sus habitantes. Que es la razón principal de que el gobierno apoye y forme parte de esta iniciativa.
Espero que lo consigan. En mi paso por el mundo he visto demasiadas selvas convertidas en polvo por la acción del hombre. Espero que este no sea el caso aquí y que esta selva sobreviva como lo ha hecho hasta ahora.
Suerte WCS!!!Suerte Nouabalé-Ndoki!!
Y eso es todo! Espero que haya gustado! Y os animo a compartirlo y a suscribiros al Blog! Gracias y hasta pronto!!
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